Debería estar durmiendo, pero me he terminado "Heima es hogar en islandés", de Laia Soler, y... NO PUEDO DORMIR. NO PUEDO CON MIS FEELINGS. ES DEMASIADO PARA MÍ.
Nunca he visto una aurora boreal en vivo, pero algún día lo haré. Sin embargo, las he visto en fotos y vídeos y me despiertan una fascinación tremenda. Es lo más parecido a la magia que conozco. Diría que es una de esas cosas que te hacen creer en la naturaleza. Ese espectáculo de colores, basta con que estar plasmado en una imagen, me transmite una paz increíble. Bueno, más que paz es armonía. Es... ya lo he dicho, es algo mágico.
Y, aunque suene muy cursi, me imagino "Heima es hogar en islandés" como una especie de aurora boreal en forma de libro. Las personas que me conocen saben que no miento. Como mucho, oculto información, pero si digo algo, es por que realmente lo pienso. Y mucho más a la hora de decir cosas buenas de alguien o de algo. Me da mucha vergüenza hacerlo, no sé por qué. El caso es que si ahora estoy aquí comparando este libro con una aurora boreal, es porque para mí lo es. No estoy diciendo que sea una maravilla y que todo el mundo lo vaya a adorar, solo digo que para mí ha sido muy especial.
A ver... Yo compré este libro el otro día por impulso. Tenía mucho miedo y pensaba que me llevaría un chasco porque su anterior libro, Los días que nos separan, fue tan genial que un libro sobre un viaje por Islandia no lo superaría. Además ¿cómo podía disfrutar yo de una historia en la protagonista tiene Acromatopsia y solo ve en blanco y negro? ¡Yo necesito colores! No lo digo por decir, tengo la habitación pintada rosa y verde chillones y las estanterías ordenadas por colores. No sé, es como que los colores me dan vida, son importantes para mí. Yo no podía disfrutar de un viaje visto en blanco y negro. El caso es que me animé a leerlo y... ¡Ay qué equivocada estaba yo!
Llevaba tiempo necesitando un cambio de aires. El aire desagradable y decadente que siento en mi atmósfera me agobia, no me deja respirar, necesito salir de aquí. Unos días fuera, en otro sitio, otro ambiente, lejos de las preocupaciones y todos mis líos. Este libro para mí ha sido como un viaje. Es increíble, pero Laia realmente ha conseguido hacerme vivir ese viaje por Islandia con los protagonistas. Se dice mucho eso de que leer te hace viajar sin moverte de tu casa, pero no es tan sencillo que un libro te transmita todo lo que te puede transmitir un viaje. En mi caso, leer Heima es hogar en islandés ha tenido un efecto parecido al efecto que tiene en Laura, nuestra protagonista, su viaje por Islandia acompañada por Orri y Gudjon. No me llevo una amistad tan increible como la suya, pero podríamos decir que me llevo todo lo demás. Ah, y unas ganas tremendas de visitar Islandia, por supuesto. De hecho, si lo hiciera, probablemente intentaría hacer un recorrido lo más parecido posible al de nuestros queridos amigos. No me imaginaba que Islandia pudiera ser tan increíble. Y también me encantaría algún día hacer un viaje con el destino al azar como hace Laura al principio de nuestra aventura.
Lo mejor que tiene este viaje por Islandia al que nos lleva Laia en su libro es que desde el primer momento es imprevisible. "Heima es hogar en islandés" consiste en disfrutar de la belleza de cada momento y no pensar en lo que vendrá luego. Yo diría, y después de este libro lo tengo todavía más claro, que la felicidad consiste en encontrar magia en los pequeños detalles y en cada instante que pasas sola o en compañía. Laia consigue transmitirnos toda la magia de ese viaje como si estuvieramos allí con ellos apreciando todo lo que tienen a su alrededor.
Sin embargo, por muy mágica que sea Islandia, este viaje no sería nada sin nuestros tres increíbles acompañantes. De Orri y Gudjon no voy a hablar. Primero porque son tan especiales que no sabría muy bien cómo hablar de ellos, y segundo porque prefiero que los vayáis conociendo vosotros poco a poco durante vuestro viaje. Pero... ¡Aish! ¡Es que son inolvidables! ¡Son de esos personajes que realmente atraviesan el libro para quedarse dentro de nosotros! ¡Aish!
Ahora que me he recompuesto de mi ataque de feelings, voy a hablar de Laura. Tampoco me quiero pasar, porque quiero que la conozcáis poco a poco igual que a mis amores Orri y Gudjon, pero ya que es la protagonista y el libro está escrito en primera persona, pues voy a decir algo más de ella. Al principio del libro, Laura parece una cría enrabietada y malcriada, pero en realidad es esa personalidad caótica, dramática, inmadura con atisbos de maturez y perdida en el mundo que todos somos o hemos sido. No es una chica perfecta, ni siquiera cae especialmente bien, pero es probablemente uno de los personajes femeninos juveniles más realistas que he visto. Al menos eso es lo que he visto yo. Se dice que los lectores tendemos a buscarnos dentro del libro, así que igual he visto yo más cosas en Laura de las que hay en realidad, pero lo que no se puede negar es que tiene pensamientos y reflexiones que merecen la pena y nos hacen ver que no es un personaje tan plano o estereotipado como podemos pensar al principio.
¿Qué más puedo decir de este libro? Cuando reseñé Los días que nos separan dije que era una historia mágica. Ahora ha quedado claro que la magia no la tiene el libro sino la autora. "Heima" es totalmente distinto a su anterior libro, pero no por ello es menos único y mágico. No sé si es la historia, el estilo de Laia tan especial, o Laura, Orri, Gudjon y esa isla tan preciosa; el caso es que "Heima es hogar en islandés" me ha hecho vivir un viaje inolvidable y... ¡Aish!
Por cierto, si tengo una hija, le llamaré Heima. Ya lo tengo decidido. Y si alguna vez encuentro a alguien a quien decirle "te quiero" se lo diré, mejor se lo escribiré, en islandés porque me parece muy especial y mágico.
Entonces... Este viaje por Islandia es mágico. Es increíblemente bello y tiene la gama de colores más maravillosa que he conocido. Os animo a que lo viváis vosotros mismos leyendo "Heima es hogar en islandés" y a que os dejéis sorprender y enamorar por Orri y Gudjon mientras recorréis la isla.